Anabel Palomares
EditorEntre mis muchos defectos hay uno que ponía especialmente nerviosa a la que fue mi pareja durante 14 años. Soy cabezona. Muchísimo. Tanto que si te emperras en mandarme hacer algo que no me apetece y lo haces insistiendo una y otra vez, mi cerebro lo rechaza casi por inercia. Mi ex se pasó diez años repitiéndome “tienes que ver esta serie” y ante su insistencia, me negué. Si me lo dijo mil veces, mil veces me negué e ignoré su “sugerencia”.
Tres años después de que nuestra relación acabase, la serie y yo nos encontramos por casualidad mientras buscaba algo que ver en HBO Max. Sin la presión de ese “tiene que ver” le di al play y cuando me quise dar cuenta el fin de semana había pasado y ya me había comido la primera temporada. Mierda, pensé. Como decía la diosa a la que le rezo Karol G: mi ex tenía razón. La serie era una jodida obra maestra.
Después de devorar la primera temporada cayó la segunda y la tercera. La cuarta y la quinta llegaron casi solas y yo me despedía entre lágrimas de Baltimore sabiendo a ciencia cierta que la echaría muchísimo de menos. Eso sí, admito que me costó empezar porque los primeros capítulos me parecía lenta, muy lenta. Era incluso soporífera. Pero quise reeducar mi pequeño cerebro ansioso de dopamina y esperé. Fui paciente y le di una oportunidad. Al terminar la tercera temporada de ‘The Wire’, pensé que era una de las mejores series de la historia de HBO Max. Al terminar la quinta ya sabía que era una de las mejores de la historia. Mi percepción no fue casualidad. 206 críticos internacionales votaron en la encuesta de BBC Culture a ‘The Wire’ como la mejor serie de televisión del siglo XXI.
Creada por David Simon y Ed Burns y con Dominic West, Idris Elba, Michael K. Williams, Wood Harris o Lance Reddick entre otros, este drama policial aborda el narcotráfico en la ciudad de Baltimore tanto desde la perspectiva de la policía como de los que están al otro lado de la ley, pero no es una serie de polis más. Es tremendamente compleja, tanto en su trama como en sus relaciones y es precisamente esa complejidad que me impedía coger el móvil lo que me ha enganchado completamente. Cada día valoro más el hecho de encontrar una serie tan buena que me olvide del móvil durante el tiempo que duran sus capítulos. ‘The Wire’ sin duda lo es.
Exige atención, eso es cierto, pero es profundamente humanista, empática y sincera. Es justa como pocas series lo son. Es comprometida, porque aborda sin miedo temas como la corrupción, las drogas, la brutalidad policial o la pobreza, y precisamente por eso también es cruda. Han pasado más de 20 años desde su estreno, y los medios internacionales siguen elogiándola, y es tan buena que se ha usado para enseñar en la Universidad de Harvard. El sociólogo William Julius Wilson utiliza ‘The Wire’ para ilustrar las ideas de su libro ‘When Work Disappears’.
Lástima que haya tardado tantos años en darme cuenta de que era maravillosa. Aunque me da más lástima tener que darle la razón a mi ex porque era verdad: tenía que ver esta serie.
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Fotos | The Wire (HBO)
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